Por un salario emocional

La sociedad está cambiando. Hay más mayores y con mejor salud. Los adultos mayores quieren tener una vida más activa y participativa, lo que ha potenciando su participación en acciones de voluntariado. Si en 2003, un estudio señalaba que el 12% de los jubilados eran voluntarios ahora el Observatorio del Voluntariado en España eleva la cifra de los mayores de 55 años que lo practican hasta el 35%.

Víctor M. Romero

La espera en el centro de salud es larga. Francisco Javier Mariño (69 años) lleva más de una hora en la cola. Y sin embargo, él no tiene la cita. Está perfecto de salud. Acompaña a una persona mayor que sufre una dependencia y que carece de autonomía. Está, simplemente, ayudando. Francisco Javier Mariño está jubilado, tiene carné de conducir y es voluntario en Cruz Roja.

 

José Luis Casal Devesa (71 años) forma parte del Club Euconet, una asociación de voluntarios mayores nacida dentro de la Universidad Permanente de la UA (UPUA) gracias a un proyecto de investigación europeo que pretende potenciar el aprendizaje de nuevas tecnologías de la información entre los mayores. Son los propios alumnos más aventajados los que enseñan a otros de un modo altruista. No reciben prestación económica.

 

Felipe Castejón (65), además de participar en Euconet, es también voluntario en la Asociación Cooperación Social (Cosocial) en Alicante, una agrupación que recoge alimentos y ofrece ayuda humanitaria en el extranjero. Victoria (66) lo es de la Unión Democrática de Pensionistas (UDP) y acompaña a personas mayores con problemas de movilidad, soledad o aislamiento social,.. Rosa (58) lo es en Intermón Oxfam y colabora en una tiende donde recaudan dinero para fines solidarios. Y…

 

¿Qué motiva a los mayores a dedicar su tiempo libre a los demás en lugar de descansar después de trabajar durante toda su vida? La profesora y doctora Comunicación y Psicología Social de la Universidad de Alicante (UA), Irene Ramos, considera que los nuevos mayores tienen una importancia económica y demográfica creciente dentro de la sociedad en general. “Los mayores se sienten jóvenes y en forma, y quieren mantener sus estilos de vida, por lo tanto, estamos ante un grupo heterogéneo, con necesidades y demandas diferentes y que desafía los estereotipos y falsos mitos que hasta no hace mucho han rodeado a este grupo de población”, asegura.

 

Irene Ramos, que en los últimos años ha seguido la línea de investigación Publicidad, mayores y estilos de vida, señala que los mayores, al abandonar la vida laboral tras la jubilación reducen sus grupos de convivencia (compañeros de trabajo, fundamentalmente), lo que suele dificultar la identificación con grupos de referencia. “Dan más importancia, por ejemplo, a la familia que al grupo de edad al que pertenecen” por lo que “buscar actividades y nuevos grupos con los que relacionarse e integrarse (dentro de ellos se encuentra el voluntariado) son el paso natural para una generación de personas mayores activa e implicada socialmente que tiene mucho que ofrecer”.

 

Lo mismo piensa José Luis Casal. “Es normal que cuando nos jubilamos haya una pérdida de contacto con tu grupo por el propio desgaste o la edad”, aclara. No obstante, señala que con iniciativas como las del Club Euconet, en particular, o con cualquier otro tipo de voluntariado lo que buscan es, sobre todo, “socializarnos, hablar y sentirnos útiles”.

Los mayores se sienten jóvenes y en buena salud por lo que buscan nuevas necesidades que desafían los estereotipos

Más voluntarios mayores que nunca

Las manifestaciones de Irene Ramos y de los voluntarios consultados para este reportaje coinciden, en general, con los diferentes y escasos informes existentes sobre el voluntariado de mayores en España. En 2003, un estudio de Osorio García señalaba que únicamente el 6% de los voluntarios tiene más de 65 años y, sin embargo, en el mismo estudio se recoge que los jubilados ocupan el 12% del voluntario, lo que indicaba que hay un 6% de jubilados menores de 65 años que son voluntarios. Diez años después, el Observatorio del Voluntariado en España cifra en un 35% el porcentaje de mayores de 55 años que lo practican.

 

Y es un fenómeno que va a más. El también voluntario Francisco Pérez Fortes (75 años) considera que “muchas veces la persona mayor se queda recluida y hay que hacer que tenga una motivación porque la inactividad genera negatividad”. Lo que encuentran con la participación en estas iniciativas es, además de ayudar, “socializarnos, siendo nosotros mismos los que más ganamos”.

 

“Es el concepto de salario emocional”, explica José Luis Casado. Ellos no reciben dinero. Reciben algo más importante. Sentirse útiles, respetados y activos. “Este salario emocional que recibimos expresa el grado de gratitud y satisfacción que cada uno de nosotros sentimos y percibimos cuando hacemos una actividad con otras personas”, enfatiza.

 

Este reconocimiento varía con la edad. No es lo mismo la juventud, la madurez y la etapa de jubilación. Para José Luis Casal, “la remuneración económica es más importante en los primeros años de la etapa productiva, luego se empieza a dar una mayor importancia a los beneficios sociales y al final de la vida laboral se valora más el salario emocional”.

 

Por eso, la llegada de jubilación implica la desaparición de los salarios. “La única forma de reconocimiento para gratificar el trabajo de los jubilados es el salario emocional que se cobra con sonrisas, agradecimientos, amistad o abrazos”, sentencia José Luis Casado.

 

 

¿Cuál es el mejor voluntariado?

No hay un tipo de voluntariado que aporte más satisfacción que otro. Depende de las mismas personas. La profesora Irene Ramos afirma que, según diferentes autores, la personalidad cambia muy poco después de los 30 años y los estilos de vida tienden a permanecer estables. La diversidad en cuanto a los comportamientos de los mayores es tan amplia como lo puede ser en grupos más jóvenes “por lo tanto el cumplir años no les frena a la hora de elegir actividades en las que ocupar su tiempo y energía, teniendo más que ver esta elección con su forma de ser que con su edad”.

 

Debido a ello, hay una gran heterogeneidad de intereses entre los voluntarios mayores. Sin embargo, el estudio del Observatorio del Voluntariado 2013 revela que los mayores de 55 años tienden a estar más centrados en ofrecer ayuda a otras personas mayores, a personas con enfermedades, a inmigrantes y refugiados, así como a personas sin hogar. También atienden al clasificado como el grupo ”población en general”.

 

Aquí estaría incluida la ayuda dirigida a recoger alimentos, por ejemplo. Al respecto, Manuel Conejo (68 años) explica que con el auspicio de la Universidad Permanente de Alicante (UPUA) el Club Euconet inició una recogida de alimentos llegando a recoger más de 10.000 kilos de comida y “es una actividad que ahora hacemos periódicamente”. En su opinión, que se prejubiló con 53 años, “hacemos una labor social muy importante y podemos ofrecer todavía mucho a la sociedad”.

 

Acompañar a una persona con problemas al médico, hacer una gestión administrativa, hablar con dependientes a través del teléfono para que se sientan escuchados, enseñar un idioma, recoger alimentos, conseguir ayudas para países desfavorecidos, ayudar a personas con discapacidad psíquica… Los mayores, como los jóvenes, practican el voluntariado. Ellos ofrecen su tiempo, que no es poco, y su experiencia. Pero, sobre todo, escuchan. Como Michael Ende dejó escrito:

 

“Lo que la pequeña Momo sabía hacer como nadie era escuchar. Eso no es nada especial, dirá, quizás, algún lector; cualquiera sabe escuchar. Pues eso es un error. Muy pocas personas saben escuchar de verdad. Y la manera en que sabía escuchar era única”.

 

Las mujeres son más activas que los hombres

­Desde una perspectiva de género, las mujeres son más activas en el ámbito del voluntariado, presentando unos porcentajes mayores que los hombres en todas las categorías y autonomías españolas, con la única excepción de las ciudades autónomas de Ceuta y Melilla, según el documento La participación social de las Personas Mayores elaborado por el Imserso. De este modo, hombres y mujeres mayores participan, en mayor o menor grado, en todas las categorías de actividades voluntarias. No obstante, los hombres se decantan más por un voluntariado relacionado con los deportes, medioambiental, político y empresarial, vecinal o relacionado con el arte. Las mujeres muestran porcentajes algo mayores en actividades religiosas, de derechos humanos o de educación. En lo que se refiere a la dedicación, el tiempo medio diario invertido en las actividades de voluntariado por parte de las personas mayores de 65 años es de 1:37 minutos, dedicación ligeramente inferior a la de la población voluntaria tota, que es de 1:49.

El voluntariado en la UE

La participación en voluntariado está cambiando. Cada vez hay más adultos mayores que lo practican mientras que se reduce el número de jóvenes que lo hace

V.M. Romero

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Según el último informe publicado por el Imserso sobre la Participación Social de las Personas Mayores, con datos de 2006, en un conjunto de 14 países de la Unión Europea, España se encuentra en una posición intermedia, junto con Hungría y Lituania, presentando un porcentaje de participación en el voluntariado de las personas mayores del 12,0%; lejos de valores como los de Suecia (20,0%), pero muy superior a la de otros países como Francia (5,0%), Bélgica (7,0%) o Italia (7,0%). Los países que cuentan con los mayores niveles de personas mayores voluntarias son Polonia (15,0%), Reino Unido (16,0%) y Suecia (20,0%).

 

En los últimos años, la afiliación de este colectivo en acciones de voluntariado ha ido a más en toda Europa. Como ejemplo, en el Reino Unido un estudio del Institute for Volunteering Research revela como de forma paulatina las personas mayores van afiliándose a las entidades de voluntariado con un aumento incesante de la tendencia, frente a un descenso de los jóvenes y a un estancamiento de las mujeres.

 

El European Volunteer Centre (CEV) también reveló que el grupo de personas de mayor crecimiento en cuanto a la práctica del voluntariado era el de los adultos mayores tanto en número como en diversidad de actuaciones y posibilidades, por lo que “había que apoyar sin reparos a este sector en crecimiento, en claro contraste con lo que está pasando con los jóvenes”, informaba en un reporte.

 

La experiencia es un grado

David Thompson

 

«Lo importante es crear relaciones con la conversación»

Víctor M. Romero

La vida de David Thompson, un inglés grande y afable que reside en Alicante desde que se jubiló con 55 años. Vivió con 9 años los efectos de la Segunda Guerra Mundial, fue enviado a casas de familias que vivían a las afueras de Londres para no sufrir los bombardeos. También boxeó en las calles y trabajó en una imprenta hasta que en un crucero tuvo la oportunidad de empezar a escribir y trabajar como periodista.

¿Cómo empezó a boxear?
Lo hacía para poder comer. Era joven y una época dura.

¿Y cuál fue ese trabajo?
Empecé en una imprenta de Londres, trabajando con las máquinas y montando las páginas. Con 18 años tuve que hacer el servicio militar durante dos años. Estuve en Italia como monitor y entrenando a varios comandos. En aquella época Yugoslavia e Italia estaban en guerra.

Y cuando termina todo empieza su vida como periodista…
No. Antes volví a trabajar en una imprenta componiendo las páginas de los periódicos. Después estuve trabajando en la naviera P&O. Los viajes en aquella época eran muy largos, no existían los medios de de ahora y dentro del barco se producía un periódico para los viajeros. Yo empecé a trabajar por casualidad, ya que en un viaje de Australia el encargado del mismo se puso enfermo y lo hice yo.

¿Fueron sus primeros pinitos con la escritura?
Sí. Cuando terminé en la naviera tuve que ir a la Academia de Inglaterra para obtener un título de periodista. Todo estaba controlado por los gremios. Así empecé en el periódico deportivo Sporting Life. Después fiché por el Daily Telegraph donde estuve 27 años.

Y llega a España con el trabajo y una vida hecha. ¿Qué encontró aquí?
Alicante es un paraíso. Desde que llegué digo que mi familia es la española. El carácter y la actitud de la gente son totalmente distintos que en Inglaterra, donde la gente es seria y parece no tener tiempo de relajarse. Una vez aquí, con mi mujer, pusimos en marcha un pequeño hotel, he dado clases de inglés y he hecho cursos de manualidades y caligrafía.

Usted se ha involucrado en la sociedad alicantina
Tengo muchos amigos españoles y de otros países. Todo empezó cuando a mi mujer la invitaron a un encuentro y la gente que fue me pareció muy agradable. Así empecé a ir a los encuentros.

Usted enseña inglés a gente de su misma edad. ¿Cómo empezó?
Nos lo propusieron y soy de los que participa en todo lo que puede. La gente busca compañía, sobre todo la mayor. Quiero ser parte de algo.

Por lo que me han contado da igual que tenga problemas de salud… Usted siempre está ahí
Sí. Intento no perderme nada. Lo importante es hablar. Es la conversación. Crear relaciones personales. Esto es lo realmente importante.